sábado, 19 de febrero de 2011

El aburrimiento es cruel.

Y por eso estoy escribiendo esta chorrada del tamaño de una catedral. La verdad es que sí, me gusta escribir. ¡Qué narices! Me encanta. Pero hay momentos en los que ni si quiera se me ocurre algo decente y escribo simplemente por escribir.


Dagmar, una ciudad venida de mis paranoias:
Es una imagen de Londres, sacada de deviantart del usuario Haq
Dagmar en muchos sentidos es la ciudad perfecta, capital de uno de los países más influyentes del mundo. El lugar ideal para vivir.

Es una gran ciudad, con enormes rascacielos y pequeñas casitas. La zona vieja de la ciudad es gótica con hermosas catedrales y edificios que rozan la perfección. La parte más nueva de la ciudad cuenta con una arquitectura moderna, pero que mantiene la pura esencia de la ciudad. Incluso las casas más humildes merecen un trato especial.

Las estaciones casi parecen controladas por un ser mágico, puesto que, a pesar de estar al sur de Europa, la nieve cae sin cesar en invierno, el calor es abrasador en verano, las hojas caen en un compás melódico en otoño y las flores nacen preciosas en primavera.

Imagen de Nueva York, otra vez de  Deviantart, de Martynesku
En Dagmar hay al menos un habitante de cada país del mundo, se mezclan muy bien y todas las culturas se aceptan sin problema. Cada persona respeta en lo que creen los demás, si bien no lo comparte lo respeta. En el país, cuyo nombre es igual al de la capital, todas las lenguas del mundo son oficiales, otra cosa es que las más usadas sean el inglés, el castellano y el francés.

Puede parecer perfecto, de hecho, en la superficie lo es. Pero basta con escarbar un poquito para encontrar toda la mugre posible. Es posible encontrar a algún político que aboga por la igualdad cruzándole la cara a su esposa. Es posible encontrar a algún niño de papá riéndose de un pobre. Es posible encontrar a unas pijas riéndose de una  fea. Porque, por mucha utopía que sea Dagmar, siempre seremos humanos. Y una de las mayores características humanas es que somos estúpidos. Oh, y no dudéis que hay intolerancia, blancos mirando por encima del hombro a negros. Latinos creyéndose mejores que asiáticos.

Hay crímenes y muchos. Hay asesinatos encubiertos por los medios de comunicación, hay robos y secuestros. Pero todo está cubierto porque a nadie le gusta sacar los trapos sucios. A menos, claro, que saquen algo a cambio.

Atte:
Or.

jueves, 17 de febrero de 2011

Y quien no lo crea... [Willow]

Pues hoy es el día, el mejor día de la semana... ¿Y sabeis por qué? Porque hacía tan mal tiempo en mi tierra, entiéndase Orpuntolandia, que mi madre me dejó quedarme en camita calentita en vez de enviarme al cruel temporal de viento y lluvia.

Pues hoy voy a hablar de Willow:
 
Elaborado por: Julia Hoban
Editorial en inglés: Dial
Editorial en español: Ediciones Ámbar 
Año de publicación en español: septiembre de 2009 *-*
Sinopsis (Es necesaria para que comprendais el porqué de que me haya gustado):
Los padres de Willow murieron en un trágico accidente de coche, dejándola no solo con el dolor que supone enfrentarse a una pérdida sino también con el peso de la culpabilidad, ya que era ella quien conducía.

Ocho meses después, su hermano mayor casi no le habla, cree que sus compañeros de clase le culpan por lo ocurrido y Willow se evade del sufrimiento con el que carga
marcando todo su cuerpo con las heridas del pasado. Pero cuando un chico llamado Guy
descubra su secreto, nacerá una intensa relación que conseguirá sacarla de ese mundo
extraño que ella misma se ha formado.

"ES DIFÍCIL GUARDAR UN SECRETO CUANDO LO LLEVAS ESCRITO POR TODO EL CUERPO."

La cosa es que no me gustan los pseudo dramas para adolescentes. No. Me. Gustan. Me parecen una chorrada del tamaño de España. Es que ni siquiera me veo las pelis dramáticas porque se me hacen estúpidas. Y sí, ya sé que tengo una arrogancia del tamaño de una casa porque "eso no lo hace cualquiera". Ya sé que no lo hace cualquiera, la mayor parte de la gente tiene más cerebro. 
En fin, que me desvío del tema. La cosa es que no sé porque me empecé a leer willow, quizá fuera por error, quizá porque me aburría. La cosa es que me sorprendió. Y para bien. No negaré que estuve llorando todo el libro, porque mentiría vilmente. Lloré, porque estaba bien narrado. Lloré porque me llegaba al alma. Lloré porque esos días estaba de bajón. Lloré porque era muy fuerte. Y lloré, lloré porque Willow era... Mucho
Pero también me reí, con las lágrimas cayendo, me reí. Porque Guy era capaz de sacar una sonrisa cuando todo parecía ir realemente mal. Porque era capaz de hacer que Willow no se torturara cuando estaba con él. Porque era capaz de hacerla ser, simplemente, una adolescente por unos momentos. Porque guardó su secreto. Porque no es el típico tío de los libros juveniles que es "malo" y que tiene un pasado "oscuro" que tanto me molesta. Porque donde esté Guy que se quiten todos esos imbéciles.

Porque la narración está en tercera persona pero lo sientes como si estuvieras en la mente de Willow, porque casi puedes notar el dolor cada vez que se corta. Porque es demasiado bueno. Porque yo lo he leido varias veces y, aún, no he parado de llorar como una magdalenta. Porque Willow te atrapa, te engancha, como una droga. Porque no tiene continuación ¡es que no le hace falta!

Y sí, no es un libro en el que se salve el mundo. Pero tiene ese algo que ha conseguido acabar en mis libros favoritos. Y quién no lo crea que se fastidie.

De buen humor,
Or.

domingo, 13 de febrero de 2011

Orgullo y Prejuicio (o el día que me enamoré de Mr. Darcy)

Pues resulta que en navidades me leí un libro precioso. Un clásico. Vamos, que me leí Orgullo y Prejucio cuando iba en contra de todos mis principios. Porque yo siempre he creído que era una cursilada y de las grandes.(de ahí el gran tamaño) ¿Que qué me llevó a leerlo? Mmm... El Club de Lectura Mi interés por la literatura, por supuesto.

Bueno, pero como no soy capaz de hablar de este clásico con respeto, me temo que lo reseñaré como haría habitualmente: hablando de personajes. Y, quizá, de temática. (Algún día os contaré porque casi nunca hablo de temática.) 

La cosa es que Elizabeth es agradable, educada... Bla, bla, bla. (Como las típicas tías inglesas). Pero cuando está con Mr. Darcy cambia bastante: se vuelve sarcástica, ligeramente hiriente y tiene unas maneras de rechazar total y absolutamente emocionantes.  Oh, y, por supuesto, es bastante prejuiciosa con él, que se lo tiene bien merecido, si fuera más majo no le pasaría.


Mr. Darcy es, simplemente, sublime. En serio, es mi ídolo (uno de tantos). Arrogante, ligeramente engreído y orgulloso. Yo no lo calificaría de perfecto, sino de humano. Franco, como él solo, dice lo que cree en cada momento despreciando lo que puedan opinar los demás. Quizá por eso me cae tan bien. Lo citaré, en uno de mis momentos favoritos:

No podría decirte qué momento, qué lugar, qué mirada o qué palabra sirvieron de base. Hace ya demasiado tiempo. Lo que sí sé decirte es que para cuando me di cuenta ya estaba metido hasta el cuello.
Luego están Jane, la hermana mayor de Lizzie que está, casi, casi para vestir santos, y Mr. Bingley, un caballerete inglés de pura cepa. Qué os voy a contar sobre estos, si son la típica parejita que ves por la calle y dices: Joder, menudo par de cursis; y piensas: ¡Qué cuquis! De Lydia no voy a hablar... ella es, simplemente, tonta. En serio, es la típica tía que dice: ¿Canadá no es parte de Japón? (He escuchado esa pregunta. Y sí, me han entrado ganas de ser una homicida.) Y se queda tan tranquila. Hay más personajes, por supuesto, pero, la verdad, no me apetece escribir más. Si quereis saber quiénes son leed el p*** libro o mirad la serie de la BBC que es claváh.


Además si algo tiene Orgullo y Prejuicio, es que no intenta salvar al mundo, ni hay superpoderes, pero lo plantea todo de una manera muy fácil y rápida de seguir. No es mi libro favorito en el mundo, pero no os voy a engañar, está bien.

Atte:
Or.

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